sábado, junio 20, 2020

Barra de bar


-¿No te parece que esa camarera es muy guapa? -le comenté a Maricarmen.
-¡Y tanto! vas a ver cómo te la presento -me dijo ella, con su acento andaluz.
-¡Qué dices! no es necesario -le respondí.

Guardé la cámara en mi mochila, ya tenía suficientes fotos. A pesar de que la escasa iluminación no había jugado a mi favor, confiaba en tener alguna buena instantánea del concierto. La música, de tipo pop español, contrastaba enormemente con el heavy metal, que hacía un rato había estando castigando los altavoces. Las luces y el alcohol, me empezaban a hacer sentir ligeramente embriagado.

-¡Vamos!.Te invito una cerveza -me dijo Maricarmen.
-¡Ok! -asentí y la seguí abriéndonos paso rumbo a la barra.
-¿Qué os pongo chicos? -nos preguntó sonriente una de las camareras.
-Queremos que nos atienda tu compañera -dijo Maricarmen con una sonrisa de seguridad. Yo ya empezaba a adivinar su intención.
-No hay problema -dijo la camarera, alejándose y comentándole algo a la otra que esperaba metros más allá.
-¡Oye! ¿qué vas a hacer? -pregunté retóricamente a Maricarmen.
-¡Tú tranquilo tronco!, confía en mí -respondió.

La otra camarera se acercó. Tendría treinta y muchos años de edad, cabello negro liso, labios rojos y vestía un ceñido traje negro. Con sus grandes ojos nos miró con curiosidad.

-¡Guapa!... mi amigo quiere decirte algo -comentó Maricarmen.

La embriaguez y mis nervios no fueron una buena combinación. Mi discurso anti cosificación femenina tropezó estrepitosamente con la torpeza y mi nula experiencia en situaciones similares.

-¿Sí? -dijo ella acercándose todo lo que permitía la barra, mientras yo intentaba no mirarle el escote.
-Eres la más...¡trabajadora! -dije torpemente, arrepintiéndome de cada palabra conforme éstas salían de mi boca.

La mujer nos miró. Nos sonrió cortésmente y se alejó en cuanto le pedimos las cervezas. Maricarmen no podía contener la risa. Aunque la observación era correcta (bastaba con verla trabajar), fue tan inútil e innecesaria, como usar la informática para ligar en una discoteca.

Era la era pre-cuarentena: noches de conciertos, salas con gente sudorosa, cerveza y música alta. Ahora soy yo el que no puede contener la risa cuando lo recuerda.

domingo, diciembre 31, 2017

Hoy conoceré a mi mujer

Madrid, martes 4 de julio de 2248.

Hoy no es un día cualquiera, hoy es el día que he estado esperando hace mucho tiempo, hace dos años exactamente desde que empezaron los trámites.

Hoy  hace dos años me dirigí al médico de cabecera y le pregunté la posibilidad de convertirme en cónyuge asistido. En los tiempos en que vivimos, cada vez es más difícil que nos relacionemos con el sexo opuesto y esta idea era algo que rondaba en mi cabeza desde hacía mucho.

Soy consciente de que aún hay mucho tabú al respecto, pero creo que las sociedades evolucionan. Y yo, desde que tengo uso de razón he tenido esa necesidad -instinto lo llaman algunos- de compartir mi vida con alguien. De formar una familia, y todo eso que, de alguna u otra forma, siempre se me había negado (hasta ahora).

Algunos se han atrevido a decir que es una salida fácil, cosa con la que no estoy de acuerdo: No sé qué tiene de fácil estar dos años en una lista de espera y pasar innumerables pruebas de aptitud para poder, finalmente, optar a un cupo en el Programa de Cónyuges Asistidos En Vitro (PCAEV). No es fácil, y eso que no menciono los dos años que se tienen que invertir en ocuparte de que tu nueva (o nuevo) consorte se desarrolle acelerada y completamente sin problemas. A algunos les puede suponer algo incómodo, pero para mí es parte de la experiencia de ser cónyuge.

Sí, los cónyuges asistidos en vitro pueden sonar a ciencia ficción, pero no, vivimos en el siglo XXIII y es una realidad. Nuestra sociedad ha avanzado lo suficiente para poder tener una solución científica una problemática que muchos vivíamos: desear una pareja a quien amar (y que nos ame) y no conseguirla.

Sé que aún, en este año 2248, la opción que he elegido con todo mi amor tiene detractores, la mayoría  son gente con pensamiento conservador -y un poco retrógrado, en mi opinión-.  Para ellos elegir las características físicas (aproximadas) de tu futura pareja les parece antinatural. Esta gente alega que si seguimos ese camino, el mundo se acabará tal y como lo conocemos. Discrepo nuevamente.

Esto es el presente y a nuestra sociedad le ha tomado mucho tiempo llegar a esto. Yo particularmente he esperado mucho y hoy la conoceré, vendrá conmigo a casa porque hay mucho que aprender. El crecimiento acelerado no hace milagros (aunque lo parezca). Tengo que educarla e inculcarle mis valores. En dos años aproximadamente ya será adulta, me enamoraré de ella, y formaremos la familia que siempre he soñado.

lunes, octubre 30, 2017

Sirenas

Y desperté con el sol. Parecía que fue ayer cuando rodeado de amigos dije: llegaré hasta el gran mar y hablaré con las sirenas. Entre sonrisas, loco me llamaron.

Y desperté con el sol. Disfruto de mis ríos y mis valles, pero el gran mar me espera. Las sirenas, aún quiero conocer. Inconforme, me llamaron.

Y desperté con el sol. Un viaje largo, pero el gran mar, se abre ante mí. La sirenas: encantadoras, las mejores del mundo. Confiado, me llamaron.

Y desperté con el sol, el mar sigue ahí. Diviso el agua turquesa y las playas blancas. Sirenas, ¿donde estáis? ¿Cuánto tiempo ha pasado? Solitario, alguien me llamó.

Y desperté con el sol. El regreso es duro. Casi no hay fuerzas. No sé si los amigos siguen ahí ¿Quien es ese que ahora se arrastra y casi no se reconoce? ... El de las cuestionables decisiones, me llamo yo.

Ilustración: The Land Baby (John Collier)

domingo, agosto 31, 2014

Vintage

Miguel miraba el techo mientras la música étnica sonaba de fondo. La luz de la terraza se reflejaba débilmente en la habitación, y el calor de agosto se hacía notar debajo de las sábanas. Miguel se preguntaba si podría recordar cuántos techos, que no eran el suyo, había visto desde esa posición y -sobretodo- oyendo la respiración de otra persona a su lado.

-Aunque no me hayas dicho tu edad. Puedo calcularla por la cicatriz que tienes en tu hombro- dijo ella.
-jaja..¿piensas que soy un árbol o qué?- respondió Miguel.
-Tonto... ¿Sabías que la vacuna que llevas ahí es de tuberculosis y sólo se aplicó, dependiendo del lugar, hasta cierto año?
-Oh..¡Eres muy lista!. Es lo que tiene acostarse con una enfermera ¿no?
-Pues sí- respondió ella.
-La verdad-continuó Miguel- El tema de la edad, ahora no me importa. Hace unos años tenía cierto conflicto en decirla. Total, si en este mundo importan más las apariencias que lo que somos ¿qué puede interesar la edad cronológica?.. pero eso ya pasó. Tengo treintisiete años, lo digo sin problemas.
-No los aparentas... mira: le resultas atractiva a una chica de veintitres años- dijo ella.
-jajaja.. ¿será que lo vintage está de moda?

La música étnica y el calor de agosto continuaron toda la noche.

lunes, julio 14, 2014

El top 5 de mis cumpleaños

Crecí en un mundo sin Facebook, sin móviles inteligentes y sin Whatsapp. Un mundo donde la puntualidad era una necesidad (por el miedo a llegar y que todos tus colegas se hayan marchado). Un lugar donde los amigos se contaban con los dedos de las manos. Un tiempo donde recordábamos el número de teléfono de los más cercanos y como no: la fecha de sus cumpleaños.

El día de mi cumpleaños se fue transformando desde el inocente anhelo por hacerme mayor, hasta la madura intranquilidad por un nuevo año que parece más corto que el anterior. Y claro está, ninguna celebración se igualará al recuerdo de mi madre dándome un abrazo a las 00:00h. Pero como de hacer un top 5 se trata, mencionaré las cinco mejores celebraciones (en orden cronológico) que guardo con mucho cariño por lo especiales e irrepetibles que fueron:

5º Soy un universitario!

El primer año en la universidad no fue el mejor académicamente hablando (creo que ninguno lo fue), pero me sirvió para crear lazos que durarían por mucho tiempo. Celebrar mi cumpleaños en un pub-bar de mala muerte, con personas con las que luego escribiría muchas historias, fue de las mejores cosas que recuerdo de esa época (el bañar accidentalmente a un colega con la cerveza, también). Aún me pregunto por qué la mayoría firmaba mi tarjeta de cumpleaños resaltando lo 'especial' que era.  Visto en perspectiva, cabe preguntarse si es adecuado tener un establecimiento como éste tan cerca de una universidad..pero eso es otro tema.

4º Soy un fuckin' treeker!

Tuve una etapa donde aprovechaba los fines de semana largos para salir de excursión-acampada. La ventaja de crecer en Lima, es que en pocas horas en bus, ya se puede estar en un pueblo como Matucana ( 2500 msnm ), donde luego de un ascenso por un camino de herradura, se puede llegar a las Cascadas de Antankallo. Para cierto cumpleaños (veintitantos) organizamos una acampada que recuerdo gratamente porque "el regalo" me lo dio la novia limeña que tenía por ese entonces. Creo que no hace falta decir más, la naturaleza: inspirando a jóvenes enamorados. Lo siento por mis vecinos de tienda que esperaron toda la noche para brindar conmigo.

3º No sos vos, soy yo!

Un tiempo más tarde empecé a viajar más allá de Lima. Por esa época, tenía una novia de origen francés que me animó a pasar mi  cumpleaños en Buenos Aires, el plan era luego subir por el norte hacia las impresionantes Cataratas de Iguazú. Lo recuerdo con cariño porque fue la primera que celebré un cumpleaños fuera de mi país. Además el estar viajando en plan pareja le da un plus romántico que con los años se termina apreciando, aunque, para ser sincero, el viaje fue una mezcla de encuentros y desencuentros, pero de saldo positivo porque luego seguimos juntos una temporada más...

2º jo estic a Mallorca!

Pasaron más años, me mudé de ciudad un par de veces y llegué a Mallorca: "La isla de la calma", ciudad donde en una de esas noches donde distancia, soledad y otros factores se juntaron para que casi olvidara que era mi cumpleaños. Felizmente un par de recientes amigas me contactaron y propusieron ir a los jardines cercanos de la Catedral para pasar el rato. Plan improvisado que se convirtió en uno de esos cumpleaños que siempre tendré presente: encendimos una varita de incienso a mi nombre, compartimos una botella de vino, nos contamos nuestros sueños y planes, etc. Realmente mis dos niñas alemanas me salvaron la noche. Lo del chapuzón desnudo en las aguas del puerto no es algo que recomiende a todos, pero, es que  hacía calor.

1º La casa del cariño

Banda nueva, flirteos nuevos, trabajo nuevo, compañera de piso nueva. Parecía que todo se reordenaba nuevamente. Así que me decidí organizar una fiesta en casa. Comida, bebida y muy buen rollo. Muchos saludos, muchos abrazos, concierto instrumental en un pub cercano y nuevo "regalo" que me hacen esa noche. La relación con la autora del regalo nunca llegó a madurar, pero el recuerdo lo guardo con mucho cariño... como el nombre de mi calle.

La lista sigue abierta...